Cuando echo la vista atrás y recuerdo como era mi vida antes de irme a Alemania, se me hace difícil pensar en lo mucho que ha cambiado. En el momento en que subí al avión ese enero del 2012 puse un punto y final a una etapa de mi vida. Ese año fue una aventura increíble pero también tenia su fecha de fin. Otro punto y final y a empezar de cero otra vez.
Hay que ser muy ingenuo para pensar que durante todo este proceso las cosas van a seguir igual, esperando tu regreso.
Se que mi experiencia au pair fue maravillosa y reconozco haber tenido mucha suerte con la familia. Por mucho que cuente mi experiencia, el anonimato del blog impide que os enseñe y explique cosas que os harían pensar que verderamente me toco la lotería. Pero por muy buena que fuera la experiencia, en casa la vida sigue y las cosas cambian.
Nunca he contado demasiado de que pasó con mi vida “en casa“ mientras yo estaba en Alemania. Muchas cosas cambiaron. Perdí a amigos que pensaba que nunca perdería. También perdí a más que amigos. Si algo descubrí es que nunca sabes lo que la distancia le hará a una relación, sea del tipo que sea. No hay manual para esto.
Otras cosas peores pasaron: mi tío murió pocos meses después de llegar ahí. He de decir que no tenia una relación muy cercana con él, nos veíamos solo en verano... pero el tenia 51 años, dos hijos de mi edad, estaba sano y un buen día se fue a dormir y ya no despertó. En todo mi año no conseguí sacarme el miedo de pensar que eso le podía pasar a mis padres mientras yo estaba a miles de kilómetros. Si ya de por si, el estar lejos de tus seres queridos te hace temer que les pase algo estando lejos, esto no ayudó a que me tranquilizara ni a que perdiera este miedo en todo el año.
Otras cosas peores pasaron: mi tío murió pocos meses después de llegar ahí. He de decir que no tenia una relación muy cercana con él, nos veíamos solo en verano... pero el tenia 51 años, dos hijos de mi edad, estaba sano y un buen día se fue a dormir y ya no despertó. En todo mi año no conseguí sacarme el miedo de pensar que eso le podía pasar a mis padres mientras yo estaba a miles de kilómetros. Si ya de por si, el estar lejos de tus seres queridos te hace temer que les pase algo estando lejos, esto no ayudó a que me tranquilizara ni a que perdiera este miedo en todo el año.
No estuve allí cuando una amiga que se había distanciado del grupo el año anterior nos dijo que nos echaba de menos y que no sabia como podía haber dejado que las cosas llegaran a ese punto.
No estaba en casa el día que mi hermano trajo por primera vez a casa a su novia. La conocí fugazmente por videollamada. Tampoco estuve en cumpleaños ni en fechas importantes para mi.
Otras muchas cosas, buenas y malas, pasaron durante ese año. Demasiadas. Pero a pesar de todo, ahora, pienso que todo esto fue algo positivo. Si esas personas decidieron que la distancia era algo insuperable, es que tarde o temprano se hubieran ido de igual forma. Quizá de este modo fue mas fácil para todos.
Tampoco pensé que podría echar tanto de menos a la gente que quiero. Puede que eso me hiciera valorar un poco mas lo que tengo, que cuando estas cerca parece que a uno se le olvida.
Y no sabéis lo que disfruto ahora de las cosas buenas que me pasan. Quien sabe si volveré a irme y tendré que vivirlas desde la distancia de nuevo.
Con todo esto que os he contado, solo quiero que os deis cuenta de que volver tampoco es fácil, casi es mas difícil que irse, pero hay que dejar las cosas pasar, asumir que han cambiado y prepararse para esa nueva etapa que nos espera.
Porque para que engañarnos: cuando nos vamos también nos perdemos a nosotros mismos. ¿O es que vosotras no habéis cambiado nada con esta experiencia?